martes, abril 04, 2006
Cuando el jefe se marcha...

Bueno, me voy a atrever con un tema que no domino demasiado: lo mío es la física y las matemáticas, la biología y la medicina se me quedan grandes, pero bueno...
Seguro que si salís de fiesta por ahí y os pasáis un poco con el alcohol empezáis a notar que necesitáis ir al baño con más frecuencia de lo normal. Y si seguís pasandoos llega un momento en que os planteareis si tenéis algún problema médico, ya que las visitas al labavo son constantes.
Si bebieramos la misma cantidad de agua en lugar de alcohol no iríamos tantas veces ni de lejos. ¿Qué pasa entonces?
Nuestros riñones son unas depuradoras excelentes. Todos los líquidos que ingerimos pasan por los riñones y empiezan a ser reabsorbidos una y otra vez por las depuradoras, hasta que extraen todos los nutrientes que necesita el organismo y sólo dejan escapar los desechos (la orina). Pero estas máquinas no son más que simples currantes que necesitan de alguien que les diga cómo funcionar, así que el cerebro envía de emisario a las hormonas.
Nuestro cuerpo es un mar de hormonas que controlan básicamente todo lo que ocurre dentro de nosotros. Cuando esas hormonas se alteran la cosa se empiezan a descontrolar.
Concretamente hay una hormona que se llama vasopresina, que es la encargada de regular la cantidad de líquido que tienen que reabsorber los riñones.
Uno de los muchos efectos que tiene el alcohol (aparte de los que todos conocemos...) es la inhibición de la hormona vasopresina.
Y claro, como principio universal, si el jefe no está los empleados no trabajan: los riñones dejan de reabsorber todo el líquido que deberían y la vejiga se llena mucho más rápido de lo normal, haciendo que pronunciemos imperiosamente eso de ¿Dónde está el baño? (que por cierto siempre está al fondo a la derecha, pero con nuestras capacidades mermadas ni nos aclaramos).

Así que ya sabéis, cuando bebáis no le echéis la culpa de vuestros males al alcohol, que la bronca se la debería llevar en gran parte la vasopresina...
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